¡No puedo esperaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrr!

jueves, 18 de abril de 2013

Del amor, el odio, y otras hierbas gateras...

El Jiuman está en Santi-asco. Lugar frío odiado y amado por algunos gatines (ciertamente no las mías, odian salir de casa). En estos tiempos de modernidad, resulta refrescante recibir correspondencia a la manera tradicional, epserando los días pertinentes que lleguen.

Con horror he visto que pocos compramos estampillas para usar en nuestras cartas (cuando siempre es grato pasar la lengüita por el dorso antes de pegarlas). me costó unos buenos minutos obtenerlas en Copiapó, pero finalmente tenemos de aquellas pequeñas especies valoradas las suficientes como para permitir el envío a Stgo de mensajes, escritos a mano obviamente (para qué tanto esfuerzo, que valga la pena hacerlo de manera tradicional).

La Señorita-de-Recepción-del-Correo-de Iquique que me atendió es extremadamente amable, me aclaró las dudas, y resulta que me demoré literalmente 3 segundos en echar la carta al buzón, que fue lo que tomó en timbrar, caminar al mismo,y depositarla.

Extrañeza me causó ver que Correos Iquique NO tiene buzones por fuera. ¿Y si quiero ir a depositar una carta en la noche?, bueno, no se puede no más.

En Copiapó, por fuera, hay uno de esos viejos buzones de tapa redondita, cilíndricos altos, muy bellos, está afuera de la oficina de Correos junto a un macizo de plantas. Les juro que pensé que funcionaba, pero en estos momentos lo dudo, ya han pasado casi 2 semanas desde que deposité ahí una carta para el Jiuman, la cual aún no le llega... estoy empezando a sospechar que es solamente de adorno pero, si es el caso, sería bueno tapar la ranura para evitar la pérdida de correspondencia, como parece ser. Esto explica en parte la ausencia de buzones en Iquique, pero la pregunta es otra: ¿quién pone un buzón afuera de Correos, habilitado en su ranura, y no lo revisa periódicamente por si algún pavo(a) (¡pollo, madre!) tiene la ocurrencia de tirar por ahí una carta?. Lo más lógico es que se debería poder usar si está allí ¿no creen?.

La ida a dejar cartas al correo de Iquique resulta una misión de amor, tanto por quien se realiza el viaje, como por la dura travesía que se debe ejecutar. De todas maneras, la CEO se demoró 1 hora aprox en ir y volver, nada mal pedaleando ¿eh?.
Misión de amor en todos los sentidos: enviar novedades al Amado Jiuman (¡Amada Almohada, Madre!), amor al medio ambiente (estoy usando la bici), amor al propio cuerpo (me pongo en forma y entreno mi corazón). Peros siempre muy cerca del amor está el odio: pucha que amo andar en la bici, y pucha que odio la ciclovía de Iquique.

El "caminito que el tiempo ha borrado" tiene solamente una cuadra de pavimento decente, la zona donde está la planta elevadora de aguas servidas, en la rotonda de Cavancha. El resto: pavimento irregular, lleno de hoyos, la pista entrecortada de un sinsentido tal, que resulta mil veces más grato (y peligroso) ir por la vereda de los peatones o por la calle de los autos. La amortiguación de las biciletas es realmente puesta a prueba, pero todos quienes tenemos bicis de paseo, urbanas o sencillas debemos aplicar paciencia con el literal "dolor de trasero" que es y causa andar por esta pista.

Cuando estuve de vacacaciones, al pasar por Taltal en mi auto, vi la ciclovía que construyó la Municipalidad, por todos los Dioses, qué maravilla, son varios kilómetros de pista parejita, ininterrumpida, desde la ciudad hasta algunas playas al norte de la ciudad, con subidas, bajadas, vueltas, y la vereda al lado en excelente estado. Señores Taltalinos, me muero de envidia de su ciclovía, y les admiro por ella. Y las playas perfectamente arregladas, con tolditos, acceso vehicular señalizado, acceso directo para bicicleta, áreas de picnic... ah, la envidia me hace odiarlos.

¡Ciclistas de Chile, a Taltal las maletas!

Y no olvide condimentar su sandwich del viaje con su marca de hierba gatera favorita. Su pancita lo agradecerá.



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