¡No puedo esperaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrr!

lunes, 27 de mayo de 2013

El trasero conoce la verdad.

Esperando se encuentra la CEO que el nuevo/antiguo alcalde de la ciudad se digne salir a dar una vuelta en bici, para que compruebe el lamentable estado de la ciclovía iquiqueña  (aaahhhh, Taltal, cómo te envidio. ¡Qué alguien me diga cuánto mide esa ciclovía!).

Se preguntará usted, a qué viene ese título, señora CEO y Demonias Gatunales. Le explicaré de inmediato.

Cuando usted está sentado mucho tiempo, como bromas se hacen toda un serie de referencias a lo que anatómicamente se denomina surco interglúteo. Por deducción directa, se entiende que dicho surco se encuentra entre ambos glúteos (por favor, no es mi deseo insultar la inteligencia de nadie, puramente fue un comentario algo académico).  Demás está mencionar la gran cantidad de nombres más coloquiales y folclóricos que dicho reparo anatómico posee (el más geográfico: "se te ve Arica"; el más mediooriental: "la rajish"; el de los sismólogos: "la zona de subducción"; etc etc etc). El asunto involucra la desaparición de este reparo y los elementos necesarios para reestablecer su presencia (lápiz, cincel, láser, dependiendo cuánto tiempo estuvo usted sentado). El mejor ejemplo involucra largos periodos de viaje en bus, por ejemplo de cualquier ciudad más al norte que La Serena hasta Santiago, son fácilmente más de 8 horas sentado en bus ¿se entiende?.

Cuando usted se siente muy molesto en una situación, puede decir que la misma le causa un "inmenso dolor de trasero". Cuado tiene miedo y ansiedad, dice que estaba "con el trasero a dos manos", o "afirmándose el trasero". Si alguien se sobrepasa de alguna manera, usted puede decir que "trataron de agarrarle el trasero" (también conocido como "agarrón"). Cuando alguien se muestra muy alocado o alocada, se dice que su trasero es algo loco (la expresión claramente es otra, pero no ofenderemos a nadie escribiendo tal).

Algunos deportistas, para darse ánimo, palmean su glútea eminencia, sin que esto tenga ningún otro significado. Los padres cariñosamente pueden palmear a sus hijos en el glúteo, lo cual no les daña, sino que se refiere a cierta picardía del momento. Los amigos de la niñez seguramente cristianizaron esta zona anatómica con más de una "chuleta" o patadita, dada al jugar, con más o menos mala intención. Requiere de mucha confianza tratarse a las chuletas, especialmente entre los niños: cualquier exceso podría llevar rápidamente a una escalada en la fuerza del puntapié mentado, con el consiguiente dolor secundario.

Desde el punto de vista del Eros, no me extenderé mayormente, pero claramente es una zona a desear entre hombres y mujeres, especialmente indicada para caricias y otros asuntos que no son de la incumbencia del lector, pero sí de quienes están involucrados en dicha manifestación amorosa.

El trasero de las gatitas y gatitos termina en una cola. Este apéndice peludo es muy entretenido de mirar como se dobla, agita y se pone pomponoso cuando dicho felino se enoja y agita. También es usado por los felinos como factor de equilibrio, pero respecto de los humanos es pura diversión, especialmente al poner la mano y que cualquier gato se frote por completo sobre ella, hasta la punta de la cola. Esa es una definición de lo que es placer, y me refiero a ambos, humano y gato.

Volviendo a los glúteos humanos y la palabra favorita de Bender Rodríguez, como pueden haber notado hasta ahora el trasero se ve involucrado en muchos aspectos de la vida, y esto es valedero también para la política. Veamos: los políticos pasan mucho tiempo sentados, en conferencias varias (¿usarán lápiz, cincel o láser?); los ajustes que realizan en búsqueda de las satisfacciones de unas facciones u otras significan claramente "proteger su propio trasero" . Los pactos que arman, no siempre en beneficio del país, buscan habitualmente "tener el trasero apernado a la silla" del Congreso, del Partido, de lo que sea . Algunos, de tanto tiempo ostentar algunos puestos, se han puesto "de trasero gordo". El tenerlo también apernado probablemente contribuye, habría que estudiarlo.

Estos mismos pomposos políticos de amplias pompis han impulsado unos programas de políticas públicas (nota de la escritora: esa fue una larga serie de palabras con la letra "P", que también sirve para escribir trasero), la más ad-hoc con nuestro asunto es la que involucra salud pública. Me refiero específicamente a políticas que buscan evitar la obesidad en la población.  Dicha obesidad causa una retaguardia voluminosa, que debe combatirse con ejercicio (curioso es que los impulsores de esta medida no se ven para nada saludables, sino que nuevamente vemos que su mayoría son gente de esta misma condición: trasero gordo/voluminoso). Excepto la Primera dama, ella siempre regia, y no es proselitismo (otra palabra con P)

Totalmente pro ejercicio. Hoy hemos comprado la segunda bicicleta, una montañesa plegable, para tirarse por los cerros y correr por el desierto como alma que se lleva el diablo. (Dije diablo, no Diabolique, pero cerca, muy cerca...) ¿Y la urbana, señora CEO?. Aaaahhh. Esa la seguiremos usando en zona urbana, y la otra en zona rural. Puede que en ocasiones se intercambien para la zona urbana, especialmente considerando lo irregular que es la ciclovía de Iquique, sus segmentos cortados que la convierten en difícil de seguir, llena de hoyos, calaminas, piedras, ambulantes y peatones con coches de niños. Todo lo anteriormente mencionado es causa directa de un verdadero dolor en el trasero: situación molesta (peatones) y, a pesar de tener un generoso y abundante "cojín glúteo" (¡gracias abuela Mary!), verdadero dolor cuando me entierro el sillín en mi rubenesco amortiguador. Los otros señores de trasero voluminoso desconocen esta realidad, su trasero viaja en auto (ellos se lo pierden), pero si van a implementar políticas de salud, mínimo que sean un alivio y no lo contrario (peatones y coches y ambulantes fuera de la ciclovía ¡ahora!)

Mientras tanto, doy gracias a los fabricantes de cojines de gel para sillines de bicicleta por hacer mi ejercicio algo más grato. Soluciona mi real dolor de trasero orgánico, pero el filosófico persiste. Qué pena.

¿Ve que el trasero sabe la verdad sobre todo?

A continuación, lo invito a usted, lector, a escribir el adjetivo que más le parezca gracioso respecto a la zona glútea. Escriba correctamente por favor, no querrá que todos vean que su ortografía se relaciona directamente con el tema disertado. (Si necesita traducción: escriba bien, no "como el poto").