¡No puedo esperaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrr!

lunes, 22 de julio de 2013

Vaya, vaya...

Prontamente se acercan las elecciones. Y no, no para elegir la CEO de Catcorp, puesto más que vitalicio. Tampoco para elegir a la demonia más adorable, dado que el puesto sigue vacante por indecision del jurado.

Las elecciones del país, que se acercan a un ritmo vertiginoso, han logrado sacar lo más feo del mundillo político a la palestra. Que si apoyas a uno u otro, o una y otra, la verdad es que se ha perdido el horizonte, y actualmente es un concurso de popularidad.

No he logrado ver un claro deseo de establecer políticas que vayan en el largo plazo, actualmente todos se llenan la boca con "el gobierno anterior", o "los 20 años de la concertación", etc etc, y los problemas que se han presentado han sido barridos bajo la alfombra: escolares que perderán el año por hacer tomas en un movimiento claramente desgastado, los estudiantes universitarios que fueron abandonados por todos aquellos que previamente los aplaudían, la miserable forma de vida de quienes vivimos lejos de Santiago, nuestras necesidades no importan... en fin, todos se anotan para realizar cambios para que todo siga igual.

Reflexionaba acerca del ofertazo del bono por hijo que se quería implementar... en Alto Hospicio he visto más madres adolescentes de las que puedo contar, con sus hijos que probablemente perpetuarán el círculo de la pobreza, con pobre acceso a una educación "decente", y no "de calidad", pero démosle lucas por seguir teniendo guaguas.

También reflexionaba respecto al derecho que creen tener estos señores de las Cámaras sobre mi salud reproductiva. Sí, señores, soy PROABORTO. Ningún hombre debería poder opinar sobre mi cuerpo, si tengo hijos o no es mí decisión. Mía. No ando aconsejando a las mujeres abortar, pero sí defiendo su derecho a decidir si quiere tener un hijo o no, si viene sano o enfermo, con todo lo que implica. Me asquea ver lo que ocurrió con el SENAME, cientos de niños abusados y maltratados, mientras los demás se sientan en su trasero y dicen "estamos regio", "estamos perfecto".

No señores. No lo estamos. Acá claramente se ha olvidado las políticas de estado. Se llenan todos la boca con la famosa "calidad". Para mí, esa es una mala palabra. Yo lo veo binario: hacer lo correcto o no. Y acá, con su moralina, solamente se hace lo conveniente.

Me dan náuseas.

lunes, 8 de julio de 2013

Y no podrás dañarme...

Este fin de semana recién pasado, efectivamente me hice mi propio ecritoire, sin mesas de black jack ni hombrezuelos. Fue un fin de semana de esos, donde hubo anuncio de corte de luz para el domingo, lo cual me dejó huérfana de una serie de adminículos necesarios para las tareas que tenía planificadas. Por todo lo ocurrido, he decidido hacer una apología a la forma análoga de trabajar mediante la fuerza muscular o, dicho de otra manera, "hacer las cosas a la manera antigua".

Desperté el domingo temprano, antes de las siete am, pensando en que tenía la ropa de trabajo lavada, pero no planchada. Se cortó la luz cuando estaba armando la tabla para planchar, quedando en pana (plancha a vapor). Decidí entonces tomar desayuno: no tengo tostador eléctrico, sino de esos que se ponen en el fogón de la cocina. Voilà, pan tostado con mermelada. El té lo preparé hirviendo agua en una olla, guardamos el resto en un termo para no tener que hervirla a cada rato si quiero más. Ah, no olvidar encender la cocina con fósforos y no con el encendido electrónico (sin electricidad no funciona). Evidentemente el calefont de tiro forzado murió, así que calentar agüita para lavarme por presas, y en eso vuelve la luz, lo suficiente como para poder ducharme y planchar algo de ropa. Luego se cortó de nuevo, por un largo rato.

Mientras pasaba todo esto, el día anterior había dejado unas tablas cortadas para el ecritoire, además había cargado la batería del taladro inalámbrico, así que pude seguir trabajando en esto.

De pronto volvió la electricidad, seguí cortando y lijando, hasta el corte definitivo. Entonces me di cuenta lo importante de tener un plan b, en este caso especial las herramientas manuales.

Sip, sierra de arco manual, desarmadores, lija de mano, todo a la antigua. Mientras seguía con mis planes, pensaba en todas esas personas que se burlaron de mí por enviar correspondencia escrita a mano (a ver ahora cómo mandas un email, tal por cual); este domingo fui perfectamente capaz de efectuar todos los planes con el poco rato de electricidad que tuve, y haciendo el resto a manito.

Debo decir que el lijado a mano cansa, pero queda mil veces mejor que cualquier otro. Los proyectos fueron acabados, con tiempo para descansar y todo. Eliqsa no pudo detenerme con su corte de luz.

Sí hay cosas que eran mejor antes. Y lo siguen siendo. Resulta sorprendente pensar que la flojera está creando toda una generación de personas que no pueden vivir sin electricidad, que se desesperan sin internet, teléfono, o videojuegos, y que no son capaces de reconocer lo que es mejor, mareadas en la vorágine tecnológica. ¿Algún día aprenderan?